¡Hasta la victoria siempre, compañero Hugo!

17-12-19| Desde el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos ex-D2, despedimos con tristeza al compañero Hugo Riera, ex preso político, sobreviviente del terrorismo de Estado en San Rafael, histórico militante del peronismo.

Hugo fue secuestrado durante la última dictadura cívico militar (1976-1983), al igual que su compañera de vida y militancia -María Esther Dauverné-, su suegro y su cuñado. Ocurrió el 12 de abril de 1976 en San Rafael. Tenía 32 años, trabajaba en Malargüe en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA) -en la mina de uranio «Huemul»- y era secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Los represores llevaron a Hugo al centro clandestino de detención (CCD) que funcionó en el Correo, luego estuvo doce días secuestrado en Infantería de la Policía y siete meses en los calabozos de la sede del Poder Judicial de San Rafael, activo CCD conocido como “La Departamental”. Allí se desplegó el terror frente a las oficinas de jueces y fiscales, quienes mantuvieron su actividad cotidiana sin más, mientras el terrorismo de Estado ejecutaba el plan de exterminio. Fue liberado desde otro CCD: Bodegas Garbín.

Prestó testimonio en varias ocasiones y aportó así a la reconstrucción de la historia reciente y de la memoria de sus compañeros y compañeras. Participaba del movimiento de derechos humanos a partir del colectivo de ex presos y presas políticas del sur mendocino.

En aquellos años previos y de comienzos de la dictadura, Hugo Adelmo Riera fue militante la Juventud Peronista (presidente de la organización en Malargüe). Ya pasados sus 75 años sostenía su ideario y participó con alegría y orgullo en las campañas electorales de este 2019.

Desde el EPM ex-D2 despedimos a Hugo y abrazamos muy fuerte a su compañera Esther y toda su familia.

¡Hasta la victoria siempre, compañero Hugo!

Memorias de resistencia

09-11-2018 | El pasado y el presente confluyen en el testimonio. Allí se encarna una batalla discursiva, política, ética y estética. Fabiana Grasselli compartió sus aprendizajes y saberes para esbozar una respuesta a la pregunta: ¿qué queremos con nuestras historias?

El ciclo Pensar el pasado: defender la memoria tuvo su segundo encuentro. Esta vez el EPM alojó la charla “¿Qué queremos con nuestras historias? Reflexiones en torno a la ética, la estética y la política del testimonio”. La doctora en Ciencias Sociales centró su exposición en los relatos de resistencia.

“Los sectores dominantes insisten con las historias que legitiman la represión”, fue una de las primeras frases. Por eso, es necesario también “actualizar los discursos contrahegemónicos del pasado”. Como nos enseñó Rodolfo Walsh, el testimonio se vuelve imprescindible para comprender las voces que se intentaron silenciar y así también entender las luchas del presente.

En los signos convergen acepciones antagónicas, como dijeron lingüistas soviéticos del Círculo de Bajtín. Las palabras se constituyen en una arena de combate. En función de las victorias y derrotas que sufren los proletarios en esa lucha de clases, se vuelven hegemónicas unas u otras valoraciones de ese signo, discurso o palabra. “Subversivo” o “subversiva” es un buen ejemplo de eso.

Lo testimonial es un género discursivo que no aparece en cualquier momento de la historia sino en momentos de gran resistencia de los sectores populares. En estas épocas de auge de las luchas de los grupos oprimidos afloran sentidos. Los modos de nombrar y de poner las experiencias en palabras nos posicionan en la lucha política. “En las luchas del presente nos estamos jugando la tradición de lucha, los sentidos de esa tradición”, concluyó Grasselli.