16-05-2020 | Falleció Helga Markstein de Tenenbaum, incansable Madre de Plaza de Mayo de Mendoza, siempre presente en la lucha por el secuestro y desaparición de su hija Gisela Tenenbaum en abril de 1977.
Fue médica en nuestra comunidad y su vida estuvo signada por la persecución nazi en la infancia, recreada por la Dictadura. Junto a su compañero de vida, Guillermo Tenenbaum, afrontaron el dolor y la resistencia hasta el final de sus días dando grandes muestras de solidaridad.
Helga había nacido en Austria y emigró junto a su familia para radicarse inicialmente en Buenos Aires, aunque su destino elegido fue Mendoza. En la primera etapa de su vida se vinculó al exilio proveniente de Europa a raíz de la Segunda Guerra Mundial, sumándose a actividades políticas y culturales.
Helga estudió medicina en la UNCuyo junto a su esposo Guillermo Tenenbaum y prestó servicios en el Hospital Emilio Civit de donde fue cesanteada por la dictadura de 1976, debido a sus convicciones sociales, a su condición de judía y de madre de una “subversiva”.
Cuando su hija Gisela optó por la militancia en Montoneros supo comprenderla y acompañarla. Brindó su hogar para alojar a personas perseguidas según se supo a través de la declaración que ofreció en el IV juicio por delitos de lesa humanidad en el que se debatió el secuestro de su hija. Fue una mujer valiente que sufrió el acecho de los genocidas en carne propia y supo tener la mano tendida aún a riesgo de su propia integridad.
Formó parte de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas en plena etapa de la dictadura y en los últimos años caminó junto a las Madres reclamando por el conjunto de los y las desaparecidas.
El 8 de marzo de 2013 fue declarada“Ciudadana Ilustre” de Las Heras, distinguida por su valentía y compromiso en la lucha por memoria, verdad y justicia; merecido reconocimiento del departamento en el que residía y en el que desplegó sus conocimientos como médica siempre atenta a las necesidades de la comunidad.
Helga era una bella persona, firme y tierna, siempre con una sonrisa y dispuesta a seguir adelante con entusiasmo.
Hoy, con infinita tristeza, sus compañeras y compañeros le damos el adiós a la maravillosa Helga.
¡Hasta la victoria siempre, querida compañera!